Mama mía

El cáncer de mama es el de mayor incidencia entre las mujeres de Latinoamérica.

Supone el 27 % de los nuevos casos y el 16 % de las muertes por cáncer. Sin embargo, el 90 % de los que se diagnostican de manera temprana se curan. Por eso es clave seguir los consejos de los especialistas.

 

¿Cuáles son las causas principales?

Se calcula que una de cada ocho mujeres de hasta 80 años tienen tuvieron o tendrán cáncer de mama. Pero no se sabe con certeza la causa. Hay una que es genética, que provoca que aumente mucho el riesgo en familias que poseen esa mutación. Sin embargo, a esta apenas la identificamos en un 7 % a un 9 % de todos los cánceres de mama. Existe otro porcentaje que cuenta con antecedentes familiares, pero eso no lo convierte en genético, y hay un 70 % que ni siquiera tiene antecedentes y es lo que llamamos cáncer de mama esporádico. También, existen otros motivos vinculados con la dieta; la que es rica en grasas, por ejemplo, puede aumentar el riesgo de padecerlo.

 

¿Cuáles son los controles que deben hacerse y cada cuánto?

Desde la SAM recomendamos que se realice un control ginecológico anual y una ecografía mamaria antes de los 35 años. A esa edad, a las mujeres sin antecedentes ni síntomas se les puede indicar una mamografía de base para compararla con las que hagan, también de manera anual, a partir de los 40. Pero si padecen síntomas o algún tipo de anormalidad en las mamas se sugiere adelantar el estudio y llevar a cabo un seguimiento más frecuente.

Cuando la paciente es asintomática, pero tiene antecedentes familiares, comenzamos con la mamografía con antelación. En general, una década antes de la edad del pariente que tuvo la enfermedad. Entonces, si una madre contrajo cáncer a los 40 años, su hija debería comenzar a hacerse mamografías a los 30. Además, desde la SAM impulsamos, más allá de la visita al ginecólogo, la consulta anual al mastólogo, a partir de los 40.

 

¿Cómo cree que podría impactar en la salud la disminución de controles mamarios como consecuencia indirecta de la pandemia?

Al inicio de ésta dejaron de realizarse los controles en mujeres sanas y asintomáticas, y sólo se hacían los tratamientos oncológicos que ya estaban en curso. Con el tiempo, vimos que también dejaron de concurrir pacientes de riesgo y ahora encontramos, en función de las estadísticas que llevamos a cabo cada año, la mitad de los tumores que deberíamos haber diagnosticado y tratado. Ya hay publicaciones en el Reino Unido que hacen proyecciones de cómo va a cambiar el escenario en los próximos años. La mamografía había permitido detectar tumores en su estadio inicial y, por lo tanto, disminuir la mortalidad por cáncer de mama. Pero, por la falta de controles y, en consecuencia, de diagnósticos tempranos, retrocederemos. Se proyecta que en los próximos años puede haber un aumento de la mortalidad de entre el 8 % y el 10 % de lo que se había conseguido gracias a la mamografía.

 

¿Cuáles son los errores más comunes que vale la pena desmitificar?

En principio, es desacertado creer que si uno no cuenta con antecedentes de cáncer de mama está exento de contraer la enfermedad. La mayoría de los pacientes con cáncer, no los tenía. Asimismo, los implantes mamarios y la reducción de mamas no aumentan el riesgo. Tampoco, utilizar corpiños con aro ni antitranspirantes. Es falso, además, que la mamografía, por su radiación, pueda incrementar la posibilidad de desarrollar de cáncer de tiroides. Otro de los mitos que hay que eliminar es que existan mamografías láser, sin compresión, mejores que las comunes. Eso no es verdad. Las mamografías, para poder realizarse con bajas dosis de radiación y aportar una buena imagen, necesitan hacer una buena compresión, la cual se tolera y es el método más efectivo.

 

Entrevista al DR. Juan Luis Uriburu, Presidente de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM) y del Servicio de Mastología del Hospital Británico de Buenos Aires.

 

Fuente: Revista Embarcados por Jesica Mateu

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